jueves, 13 de mayo de 2010

Vivir en el infierno

Las cosas están cambiando, nada es lo que era antes. Crisis, volcanes, tornados. La tierra se esta quejando. Se esta quejando por qué no la respetamos!
La sociedad actual navega abrumada en un mar sin salida alguna, comparten opiniones estúpidas y lloran a la desesperación.
Los que lucharon sacan sus manos para decirnos que nos estamos equivocando, pero nosotros con el foco actual centrado en la dicha crisis, no vemos más allá de lo que somos.
Para acabar esta crisis falta un poco de inteligencia. Por mi gusto hace falta una revolución comunista.
No somos más que un puñado de ordenadores que evitan pensar en el día a día y solo piensan en las operaciones estéticas o en la ropa, o en adelgazar.
Llorar a los hijos de la violencia duales día a día nos invaden, y no son los gamberros, no son los que hacen graffitis en las paredes, son todos aquellos que no te dejan comer cada día, son los que no te dejan vivir en paz.
Estoy harta de reivindicar por algo que no me harán mucho caso sin duda alguna, pero no pienso parar hasta que alguien de un paso adelante para demostrar que la felicidad no consiste en todo tener si no en saber sacar lo bueno que te da, los buenos momentos, aquellos que recordaremos toda la vida.
Religión, pederastia, falsa ironía, Vaticano, país más rico del mundo.
El hombre creó dios, dios no creó al hombre. A base de mala conciencia de sustituir el miedo a lo desconocido ,la ignorancia, hemos conseguido crear un mundo reinado por una sociedad que solo ve hasta el infierno y el cielo, pero no es más verdad que el cielo está en Etiopía, Nicaragua, donde el valor de las cosas no vale en euros, ni en dólares , si no en amor, y el infierno por supuesto nuestra querida Europa que pone precio a la vida, pone precio al amar, pone precio a la felicidad.
Racismo, incultura, analfabetismo. Rasgos propios de una sociedad Medieval, mentiras y engaños que nos meten cada día para evitar que pensemos en la realidad.

Punks? Raperos? Tribus urbanas. Creamos hoy en día una cantidad de prejuicios solo por lo que vestimos, por lo que hablamos, o por lo que escuchamos, carecemos de sentido común.
En realidad deberíamos centrar toda nuestra atención a los bastardos que hacen que la vida sea ruin y mal oliente.

Camaradas no dejéis nunca de luchar.



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