domingo, 3 de junio de 2012

Descansa

Mi mirada se desliza plácidamente ante tal bella imagen que se me presenta, es sin ir más lejos, su cuerpo acurrucado en mi cama descansando tratando de apaciguar el trote de una mañana de baloncesto intenso. No logro saber qué es lo que debe suceder en su mente, si sueña, si piensa o si su agoto es tal que ni su mente logra funcionar. Mi alma pues descansa tranquila al saber que lo tengo a mi lado, descansando, y yo velando por su sosiego. Es difícil no creer en varios cuentos fantásticos al ver tal criatura a mi lado. Su alma en este momento yace a mi lado buscando la calma que no consigo prestarle yo en mis momentos. Mi dulce príncipe que no hace más que custodiar mi marchitado cuerpo debido al desgaste del dolor inhumano impartido por clases de sollozos que aun no consigo entender, y yo que no le puedo dar la mejor de las relaciones a mi lado puesto a que mi persona es en si misma, un ente cuanto menos peculiar difícil de comprender y un reto para muchos. Aun y sabiendo eso de mi su osadía a cruzado la más grande de las líneas intentando enfrentarse al más temible de los temidos, a mi misma. Luchar contra aquello que yo misma podría arreglar de mi, pero que no me atrevo y que no consigo ver, dándome seguridad y ganas de echarme hacía lo nuevo y descubrir todo aquello con lo que puedo vivir. Siguiendo pues con los sentimientos que albergo en este mismo instante al encontrarme junto a él, no son más que felicidad, alegría, y placidez al verle feliz, porqué cuando él se siente feliz yo también lo soy. Podría decir que ha causado en mi un impacto considerable al venir de distintos mundos pero con el que estoy aprendiendo cosas nuevas, hecho destacable y con el que siempre había querido convivir, con el conocimiento de nuevos mundos, caminos y recovecos en los que encontrar nuevas fuentes de sabiduría aunque más mundana que la de los libros. Es pues como vivir una auténtica bohème, un conocimiento totalmente impracticable si no estás dotado de la mente necesaria para ello. Me siento afortunada de vivir en una especie de limbo, un sueño espero eterno, del cual no quiero despertar obviamente y el cual quiero hacer crecer como si en él fuera mi vida. No me aferro pues tanto a lo sentimental, aunque admito que es una de mis mejores facetas ya que para mi es una de las más bellas, incluso la romántica, si no que deseo que sea una relación fructífera, que aparte de todo me haga crecer como persona, y creo que lo estamos consiguiendo, cada día me siento un poco más feliz, un poco más apañada, me siento algo más alegre puesto a que mi corazón se ha desarmado ante tal caballero que ha conseguido hacer de mi, una dama especialmente en apuros, a una soldado raso que por el momento ha tocado de pies al suelo. ¿Es un buen paso no? Bajar de vivir en el Olímpo, a tocar el suelo con mi propia piel. Eso ha echo que mi desdichado interior tome algo de luz y decida salir al frente. Todo por esta deidad dotada de poderes para hacer de mi una persona capaz y seguir hacía el nuevo futuro.