miércoles, 8 de enero de 2014

Quedaba atrás una calle abarrotada de gente. Sus pies iban pisando fuerte por dónde andaba. Resoplaba una brisa que acariciaba su pelo. El sol brillaba y se reflejaba en sus gafas de pasta, sus intensos ojos habían quedado escondidos. Sus labios tan rojos, carnosos dibujaban ahora una sonrisa, se podía ver en ella el progreso, las ganas de avanzar. Atrás dejaba ya todos esos momentos rotos, todas esas historias mal contadas. A cada paso su corazón latía con más fuerza, el sentimiendo de fuerza era immenso no sabía dónde ponerlo. Canturreaba, bailaba. La gente la miraba, ella era feliz.
Ya no necesitaba un te quiero. Ni un abrazo. Sólo quería echar a correr cada mañana. Se miraba al espejo y veía a quién siempre había querido ver. A ella misma. A una versión mejor, menos dudosa, menos dependiente. Una versión mejorada de ella misma. Con todo por delante, con todo aquello que anhelaba descubrir. Cada dia era un nuevo capítulo por escribir. Por cojer las riendas y empezar a tirar del carro. Y aun que tuviera alguna carga era lo bastante fuerte cómo para tirar de él. Ya nada la detendría para hacer todo aquello que quería. A su manera. A su estilo.

Todo iba a mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por comentar! Siempre es un placer conocer las opiniones de los demás.