jueves, 13 de octubre de 2011

Pero es que soy tan tonta cuando quiero, cuando no quiero darme cuenta de que estás ahí pero por una absurda capullada mía tengo la cabeza totalmente fuera de lugar. Qué no soy capaz de ver que en el chocolate de tus ojos se esconde la más bella de las ternuras, y que contigo me siento princesa de nuevo aunque había perdido la corona y las botas.
No sé que camino tomar, pues siempre estoy flagelandome con infamias banales que no me llevan a ningún lado, y doy vueltas sobre mi misma, y miro al rededor y sólo veo campos de amapolas todas rojas, que me gritan des del suelo que suba un rato al cielo. Y con matices grises no descarto que algún día deje de lado al escarnio, y vuelva a la sobria madurez que tanto me reconfortaba, ese manto dulce y sedoso que no puedo quitarme de la cabeza. Al igual que sus ojos entre mis venas. No es uno más, es él. Y sigo sin darme cuenta de que mi príncipe llegó con un corcel blanco y sin duda aun me veo con las lágrimas colgando. Y con mi vestido morado con algunos toques de negro pastel, roto y descosido, en semblanza de mi alma que busca alguna aguja que lo cosa y le de brillo para volver a oír el agua bajar por el río. Y sonreír cada mañana al alba cuando al lado en mi cama pueda acariciar tu aterciopelada cara poder besar tus labios rojos y carnosos, y jugar entre tu pelo mientras te pierdes en mi pecho. Dejar de llorar por los rincones y ir buscando algunas flores, que me den ese color que necesito...¡Ese verde, ese amarillo! Romper las reglas que salen de alguna antena, correr por las calles cogida de tu mano intentando tocar el aire mientras por los rincones tu te escondes. Y mientras yo te busco sonrojada escondido de entre algún busto aparezcas tú de improvisto y me sorprendas con un anillo. No para comprometerte si no para demostrarme una vez más que soy princesa de algún reino y que donde me alcance la vista es todo lo que tengo. Siento que te tengo que te toco que te palpo, entre mis manos cuelga el vestido morado que llevé ahora llevo uno verde y tan contenta que me encuentro.
Ciertamente vencí al miedo queriéndome a mi misma, pero esto sólo es ficción escrita. Que me deja divagar a mi aire sin nadie que me estorbe.

Y como siempre esto no tiene final feliz porqué no existe, sólo tiene un final que intentará ser lo menos desagradable posible.

Y aun qué creí ser princesa de tu reino sólo soy una fulana de cualquier esquina, que hace cualquier cosa por una propina. Por un céntimo de amor, por un euro de cariño. Todo el que tu por egoísta y "machito" no me diste. Porqué creíste que era más sencillo huir de mi y esconderte en tu vida hasta que no pueda tocarla. Pues a mi me cansa ser la puta de tu almohada, que no te besa cada noche y que sólo te ve con otras mujeres, porqué tengo mis derechos y mis sentimientos, y no seré la más guapa, ni la más sexy pero te aseguro que de inteligencia a todas les saco media cabeza y que si hablamos de cultura dudo que sepan quién es Delacroix y ni tan sólo que es el Pop Art. Así que si algún día decides sentar la cabeza y venir a buscarme igual ya no estoy igual he encontrado otro mundo en el que sea más feliz. Incluso quizás cuando te des cuenta, yo ya habré muerto. Esto no es una burda broma macabra, sólo son los sentimientos de una dama un tanto agobiada.

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